Alimentación consciente
La alimentación en personas con movilidad reducida es sumamente importante porque parte de los órganos que están implicados en la digestión quizás tengan su función ralentizada, por lo que debemos ayudar a que ésta sea lo mas ligera y sana posible.
En el caso de personas con lesiones medulares la hipertensión, la obesidad, la diabetes y la disminución del colesterol-HDL (beneficioso) son, entre otras causas, responsables de la enfermedad cardiovascular que puede acortar la esperanza de vida. La dieta resulta terapéutica, refuerza el sistema de defensas y estimula la recuperación y regeneración celular.
CLAVES
Ajustar las calorías de la dieta. Evitar el sobrepeso y la obesidad es equivalente a minimizar la discapacidad, ya que un menor peso permite mantener la autonomía personal. Una dieta rica en nutrientes y ajustada al gasto de energía es un recurso imprescindible.
Comer frutas y verduras y hortalizas con generosidad. Las raciones recomendadas son tres piezas diarias y acompañar las comidas principales de una buena ensalada o abundante verdura. Los minerales, la fibra, las vitaminas hidrosolubles y la gran cantidad de antioxidantes protectores que tienen estos alimentos, son indispensables para el complicado engranaje del organismo.
Los cereales y las legumbres: aliados perfectos. Son excelentes fuentes de carbohidratos complejos. Este tipo de alimentos son capaces de aportar la energía necesaria sin suponer un riesgo en el aumento de peso. Contienen a su vez grandes cantidades de fibra que ayuda a prevenir y tratar problemas tan diversos como la diabetes, el estreñimiento o el exceso de colesterol en la sangre, trastornos de gran incidencia en caso de lesión medular.
Cuidar el tipo de grasas. La grasa de los alimentos es necesaria ya que nos provee de energía, vitaminas y ácidos grasos esenciales. Sin embargo hay que reducir las carnes rojas en exceso, la bollería, repostería, mantequillas, embutidos y en general todas las comidas ricas en grasas saturadas tan peligrosas para el corazón.
Hidratarse a lo largo de todo el día: el agua es vital para mejor la función de todos los órganos y su buen funcionamiento.
Cuidado con el alcohol y la cafeína. Su efecto es diurético, aunque cantidades excesivas necesitan acompañarse de una gran ingesta de agua para que puedan ser expulsadas, lo que empeora el estado de un sistema urinario sensible.
Tomar pocas cantidades de azúcar refinado y alimentos que lo contengan. La inactividad de las extremidades inferiores provoca un menor gasto de calorías. Disminuir los dulces de la dieta es una sabia decisión para prevenir la diabetes y mantener a raya la grasa de reserva.
Peso saludable para el equilibrio. Los requerimientos energéticos del organismo disminuyen debido a la falta de movimiento y actividad física. En consecuencia, el metabolismo se vuelve lento por lo que es muy fácil aumentar de peso si los hábitos alimentarios no cambian. El exceso de grasa corporal dificulta enormemente la capacidad para moverse, vestirse, desplazarse y, en definitiva, disminuye la calidad de vida.