En las sesiones de yoga para personas con discapacidad visual comprendemos que aunque no ven como nosotros vemos, escuchan y sienten con una mayor percepción lo que sucede a su alrededor y tienen más desarrollados sus otros sentidos.
En por ello que trabajamos dando buenas señales verbales, y tiempo para comprender las relaciones espaciales configurando los parámetros o «puntos de referencia» para ser usados como puntos dentro de la sala, también usamos los bordes de la colchoneta para las señales de alineación y secuencias similares para generar confianza. Las paredes y sillas también son una buena opción para una práctica segura.
Las personas con discapacidad visual suelen tener patrones corporales rígidos y tensos debido a que están constantemente en vigilia para mantener el equilibrio y no caerse o tropezar. Debido a que las caídas son el principal riesgo general de lesiones, trabajar el equilibrio es esencial y el yoga colabora a su mejora.
Las técnicas de respiración les ayudan a superar el estrés físico y mental. Usando la respiración como un ancla o un punto focal en lugar de la visión, para desarrollar la autoconfianza que tanto se necesita.
Los beneficios sin innumerables, mayor conciencia espacial, agudeza mental, equilibrio, mejor postura y confianza en el movimiento.