El despertar del cuerpo sutil
Ya sabemos que el yoga no requiere de un cuerpo atlético ni de una elasticidad asombrosa, cualquier persona puede practicarlo, porque el trabajo más profundo se produce a nivel energético, trasciende el cuerpo físico y beneficia a los cuerpos sutiles.
Es como un flujo energético que se mueve a través de ti; por ejemplo, si presionamos las rodillas a una persona en silla de ruedas y a la vez levanta el pecho y le preguntamos si siente la sensación de gravedad al soltarle las rodillas y al volver a sentirse más pesado, quizás se pregunte si esa sensación es relevante, si el nivel de sensación importa. Puede que las personas con discapacidad no crean que sus sensaciones sutiles sean importantes, pero si cortas la sensación sutil, cortas la posibilidad de curación y de reconexión con su cuerpo.
Las personas con diversidad funcional necesitan sentir su cuerpo en plenitud, y es interesante explorar si tienen acceso a cualquier sensación. El yoga accede a sensaciones que no provienen de la acción muscular. Se puede acceder «dentro» de las poses de yoga y de una manera que no dependa simplemente de la respiración.
Cuenta Matthew Sanford, profesor de yoga que lleva desde los 13 años en silla de ruedas y que tiene un control asombroso de su cuerpo, que empezó con la práctica del yoga a escuchar una sensación de zumbido en todo su cuerpo, como un hormigueo ajeno a su control y a su voluntad, y que hoy es la base de todo lo que enseña como profesor. Una de las grandes verdades que aprendió en su proceso de sanación, fue reconocer que su cuerpo paralizado no se detenía a hablar con su mente, sino que cambió su voz y se fue a un susurro más sutil, sin tanta claridad, más dulce y que no reaccionaba tan rápidamente. Al igual que si al presionar un tobillo pudieras sentir como si estuvieras apretando un tubo de pasta de dientes, sentir la oleada del cuerpo a través de la columna.
En una clase de yoga adaptado, debemos ir más allá de la acción muscular, invitar a explorar a las personas lo que están sintiendo, no sólo lo que observan, para ello es necesario que el profesor/a encuentre y conecte con su propio sentimiento del mundo sutil para poder comunicarlo, olvidarse de lo que la postura se «supone que debería de ser» en la búsqueda de la alineacón perfecta.
Esa sensación es la que van a tener en común con las personas a las que enseñan, y no el cuerpo exterior. Si los profesores y estudiantes pueden comunicarse en ese nivel, el alumno podrá expandir sus límites y despertar su conciencia.