Cada cuerpo, cada yoga
Maestro ¿Cómo puedo liberarme?. Amigo mío ¿Y quién te ata?
¿Podemos hacer una distinción clara entre lo personal y lo cultural? ¿Quien pone nuestros límites y barreras: la sociedad o nosotros mismos? A menudo asociamos la felicidad con poseer una casa grande, un buen trabajo, una pareja ideal… Igualmente se tiende a asociar una buena condición física con el éxito, pero esta asociación es tan solo una trampa mental. Crecemos con ideas impuestas sobre las cosas materiales que necesitamos para ser felices y también con supuestos sobre la condición que debiera tener un cuerpo para desenvolverse en el día a día, desempeñar un trabajo, formar una familia o para hacer yoga.
“Yogás-citta-vrtti-nirodhah. Yoga es el cese de las fluctuaciones de la mente”. Así es como Patañjali lo define en los Yoga sutras, el texto más antiguo que existe sobre esta técnica. Existen distintas formas de conseguir que la mente deje de divagar y vuelva al momento presente, al famoso “aquí y ahora” y por lo tanto muchas maneras de practicar yoga, algunas más centradas en el cuerpo y otras menos.
El yoga es una manera de sentir(se), un estado que nos permite abrir un espacio interno de calma y conciencia. Practicamos yoga para habitar nuestro cuerpo y llenarlo de presencia y la condición física es tan solo una variable más. El cuerpo, entendido como un medio para el autoconocimiento y el lugar donde se materializan las sensaciones que experimentamos, hace la vez de instrumento para alcanzar la mente y cambiar su rumbo.
Las diversas posturas con las que trabaja el yoga tienen infinidad de adaptaciones y los efectos son exactamente los mismos, ya que es la conciencia con la que se practica y no las grandes proezas lo que le da sentido a la práctica. Aprender a respirar, meditar y observarnos internamente son capacidades que cualquiera puede adquirir.
En Arunai hacemos yoga para personas con diversidad funcional. Nuestra tarea consiste en hacer uso de las diferentes herramientas que nos brinda el yoga, a saber, posturas, meditaciones, ejercicios de respiración, mudras y mantras para adaptar la práctica a las particularidades de cada persona o grupo.
El colectivo de personas con diversidad funcional tiene como característica principal la heterogeneidad ya que no se define por algo que tienen en común todas ellas sino por ser visiblemente diferentes de una idea ficticia de “persona normal”, y es aquí donde nuestro trabajo cobra especial sentido, adaptando y posibilitando que la práctica sea accesible.
En Arunai preparamos nuestras clases con cariño y le dedicamos el tiempo necesario para que sea una clase adecuada al practicante. Preparamos una clase para personas con enfermedad mental, o buscando actividades cortas y meditaciones amenas para fomentar la calma y el equilibrio, o elegimos con suma atención las ásanas (posturas yóguicas) para personas con dificultades motóricas. La introducción de técnicas complementarias (kinesiología, gimnasia cerebral, aromaterapia etc…), la búsqueda de materiales, el uso de posturas pasivas y la investigación sobre las posibilidades de adaptación forman parte de las bases metodológicas de nuestro trabajo.
El yoga nos ayuda a sentirnos mejor, porque nos enseña a mirar(nos) adentro, pratiahara; a practicar la felicidad, entendida como el fin del sufrimiento, a vivir una vida activa pero sin tensiones, calmada pero sin desgana, stira sukha; nos enseña a estabilizar la mente para conciliarnos con nuestro cuerpo y aprender a amarlo.
En definitiva, el yoga es la unión con nuestra propia intimidad. Los efectos de esta técnica milenaria transcienden nuestra imagen y apariencia, van más allá, tocan nuestra alma, el espacio sagrado común a todos los seres.